miraba un piano y se dolía, pensaba en un melón y sentía gusto a limón, había allí un problema de significantes. Quería decir buenas noches señora Adela y decía mansos pechos los tuyos borrascosos! Quería ir al kiosco y entraba en la farmacia y cuando le preguntaban si él era el señor Ordóñez, él decía que sí aunque por dentro hiciera el mayor esfuerzo por decir que no y otra vez la antitetánica... A los perros los llamaba como marcas de cervezas y a las cervezas con estornudos y era tal su problema que cuando tocaba un telgopor se le prendía fuego la mano y cuando lloraba... le daba un hipo en el maxilar izquierdo...
software sináptico corriendo, un equipo viejo, qué va se'
miércoles, 7 de mayo de 2008
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3 comentarios:
Y andaba así, a contraluz, desperdiciando su alma a destiempo.
Siempre cargó esa cruz,
desesperando en la alegria,
oscureciendo fantasia,
torciendo su destino siempre a contraluz.
a contraluciérnaga en cuestión!
una cruz, una cruz soberbia, una cruz de la madera noble del lenguaje que se astilló tanto contra sus huesos, que ya uno lo ve y a veces ve una lapicera y otras una mariposa, o capaz que huele un zapato de goma viejo o escucha el espasmo de una cloaca...
desesperando en la alegria,
oscureciendo fantasia,
cuánta tristeza!
pero qué prosa tan original e interesante guacho culeao (si se le permite la expresión a una simple porteña) no se si te acordaras de la prima de guido, josefina, y su amiga lola. deberia repetirse tal encuentro en alguna provincia argenta, le mando saludos, don!
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