oulipo II

Andamoooo!, grita un transeúnte que pasa por la puerta del teatro de caracteres. Las puertas vuelven a abrirse!

Se van reincorporando los desgraciados actores, qué calor hace! Pero saben que es menester subirse a las tablas y luchar contra la aparente desidia.

Se toma de una vez la palabra y se implosiona el ruiderío. Aura silencio.


Dice un barbeta:

El oulipo tiene 3 características esenciales y con las que estoy flaiando una montonada:
- la naturaleza colectiva de sus trabajos,
- la voluntad de reunir en su totalidad un campo dado y esquilmarlo -hasta donde topa- en el buen sentido (lo literario),
- la utilización de un instrumento estratégico privilegiado (la restricción).

Entienden... la restricción! no tiene sentido...


Hay un peladito calvo falto de pelo que se pone un chaleco anti-balas que saca de un cajón:

Todos aquellos para quienes la calidad de un texto reside en su "sinceridad" o en su "autenticidad", desconfían del oulipo como si se tratara de una extraña chifladura. Apenas lo reconocen como un juego, quizás ingenioso, pero que permite ocultar el hueco intelectual o la sequía sentimental de unos acróbatas del lenguaje. Y vale que he pensado exactamete lo mismo. Pero bueno, camaradas que está permitido pensarlo, pero también hay que permitirse experimentarlo para después re-pensarlo. A eso están invitados!


Un señor entrecano y con anteojos anima una defensa quizá antes de algún eventual ataque:

Es importante señalar que el Oulipo no establece una normativa artística, es decir no baja un dogma, una receta literaria a la cual adscribirse y meta meta corriente. El oulipo sólo ofrece un procedimiento de creación...


Sigue el decurso ensayístico y ya se confunden los personajes:

Las restricciones inventadas son un montón (y por inventar ni te cuento!) y algunas pueden resultarles familiares, por ejemplo los anagramas y los palíndromos. Pero otras son más singulares... Cazáte esta! un texto donde cada palabra comienza por una de las letras del alfabeto, en riguroso orden:

"Antonio bebió champagne. Después experimentó fuertes galopadas hepáticas..."

o esta!, un texto en el que se alternan vocales y consonantes:

"Una mano rápida tocó cada nota..."


Sí, sí... están enfermos de la cabeza! Están locos... son locos lindos que les llaman!


Se me ocurren 2 de estos locos que fueron reconocidos universalmente: Marcel Duchamp e Italo Calvino. Ambos personajotes fueron oulipianos.


El oulipo... es una loca paradoja y vengo experimentándola hace poco tiempo con la música sin saberlo. En zapadas (toques, improvisaciones) nos despachamos con un pensamiento de situación, por ejemplo: "la mente del contrabajista", "beso en nueva york", "bosque", "torrentes de agua yuxtapuestos", etc. y ya se disparan los dedos sobre las cuerdas y algunas voces. Y así.
Hemos estado, sin darnos cuenta autoimponiéndonos restricciones para crear. Hemos sido oulipianos de la música. Y lo hemos disfrutado un montón. Es altamente recomendable experimentar esto. Lo lúdico siempre como antesala y hasta como forma de vivir, pero esa ya sería otra discusión. La de la forma de vivir en modalidad lúdica, digo.


Y volvemos al principio...
se me ocurrió postiar el asunto después de leer mucho sobre el oulipo en internet. Quería hablar de esto, pero haciéndolo oulipianamente. Es decir, siendo redundante. Como la palabra esdrújula que es esdrújula al tiempo. Entonces autoimponiéndome una limitación les contaría de qué se trataba esto del oulipo.
Y después se me ocurrió disfrazar todo esto con un robo y salió lo que salió. Que no es más que un plagio. Ya Georges Perec, un referente del oulipo escribe "La disparition", una novela de intriga donde no aparece ni una sola vez la letra e, la vocal más frecuente en el francés (marca del femenino, por ejemplo). Pero el loco no escribe un post... escribe un libro entero, por dió...


Y ahora lanzo la piedra!
Exhorto a cada uno de ustedes a que se vuelquen sobre algún papel (sea a rayas, a cuadros, a círculos, liso, montañoso, liso, liso, montañoso). A que se vuelquen de una vez sin pensarlo mucho, así como por curiosidad. Y de repente escriban con una especie de limitación autoimpuesta que se les ocurra de momento. Supónganse. La otra vez se nos ha ocurrido jugando con panchito, el tamaño Fran Paez, escribir buscando una no-distinción entre letras y números. Sacar de los 2 cajones y meter todo en uno.

Preparados, listos, ya!


01d m02t4l35 3l 2u1d0 d3 20t45 c4d3n45!
V3d 3l t20n0 4 l4 n0bl3 16u4ld4d

534n 3t32n05 l05 l4u2el35
qu3 5up1m05 c0n536u12
c020n4d05 d3 6l0214 v1v4m05
0 ju23m05 c0n 6l0214 m0212.

Y4 5u 720n0 d16ní51m0 4b21320n
L45 p20v1nc145 un1d45 d3l 5ud!
Y l05 l1br35 d3l mund0 235p0nd3n:
¡4l 624n Pu3bl0 4263n71n0 54lud!


Qué loco á! Es una experiencia diferente y por eso se transforma en imán... Y uno va y se pega como un buen choto. Como un estúpido. Pero. No hay que desconfiar de la estupidez! A saber, el prejuicio sobre la estupidez no está muy bien fundado.

Y cerrandu ya esta aburrida intervención con una idea que no lo es y resume todo este menjunge. Orejas. Dice Perec:
"En el fondo, me someto a reglas para ser totalmente libre. La invención siempre nace, en mi caso, a partir de una invención formal".